OPINIÓN – Por Mario Mora

Entre decretos hipotecarios y el salvamento de los presupuestos, el Gobierno anda también con una reforma educativa que contempla en sus nuevos planes la evaluación del profesorado. Algo que afecta enormemente al mundo musical, en cuyo campo profesional una gran cantidad de músicos se dedican precisamente a eso, a la docencia en conservatorios, colegios e institutos.

Los sindicatos se han echado las manos a la cabeza. “¿Cómo vamos a molestar a los pobres profesores teniendo que exigirles una evaluación?”.

A ver por dónde empiezo:

¿Cuántas veces nos hemos quejado de cómo algunos profesores de conservatorio se acomodan en su puesto y acaban sin dar un palo al agua? ¿No me digas que no te viene a la cabeza algún nombre y apellidos…? ¿No sería ésta la manera de evitar zánganos que juegan con la formación de los chavales?

Los profesores que seríamos evaluados hemos aprobado previamente una oposición. Un proceso con carencias, desfasado y que seguramente habría que reestructurar – y mira, a lo mejor el Gobierno podría haber empezado por ahí; pero no vamos a negarlo: fácil no es. ¿De verdad nos asusta que nos evalúen después de eso?

Por supuesto, hay que ver el cómo, el cuándo, el dónde y otros muchos porqués, pero sinceramente… ¡a mí que me evalúen! ¿A ti no? ¿Tienes algo que contarnos?


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