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Opinión – Por Mario Mora

Màxim Huerta por allí, Màxim Huerta por acá… es el nombre propio de la semana, y de ello hemos hablado íntegramente en la primera parte del programa. El Nuevo Ministro de Cultura (y Deporte, no lo olvidemos…) ya ha cogido su cartera y ya prepara sus nuevas medidas.

¿Y qué medidas va a aplicar en sus pocos meses de mandato? Es una de las incógnitas que más inquieta al mundo de la cultura, cuyos mandamases designados políticamente hacen las maletas a la espera de que sean nombrados los nuevos. Una red cultural que anda un poco como pollo sin cabeza pero con la esperanza de que, en el nuevo curso, los poemas, las obras musicales, las pinturas, las esculturas, los libros y todas las artes suenen, se sientan y se vean de nuevo excelentes.

Por si el Ministro agradece una guía de por dónde empezar, le dejamos aquí (desde las gafas de un músico), una lista de cinco peticiones a Máxim Huerta:

1- Bajar el IVA Cultural. Algo obvio. La manifestaciones culturales son los alimentos frescos de lo intangible y de lo sensorial. El consumo cultural diario debe estar recomendado para una buena salud espiritual y mental, y por ello (y por muchas razones más) el IVA aplicado debe ser el tipo más reducido posible para promover la ingesta masiva de cultura, que es la única ingesta que produce beneficios.

2- Revisar el ‘Decretazo’. Los trabajadores del Teatro de la Zarzuela esperan al Ministro esperanzados para frenar el Real Decreto que aprobó la Fundación Nacional del Teatro Real y del Teatro de la Zarzuela, presidida por Gregorio Marañón, y que significó para el mundo de la cultura la sensación de una privatización encubierta del género musical más español. El Ministro debería, al menos, sentarse con las dos partes, hablar del futuro, examinar las consecuencias, y si lo ve necesario (y la ley se lo permite), derogarlo.

3- Diseñar la Ley de Mecenazgo. En el mundo de la cultura existen una cantidad inmensa de pequeños planetas rotando alrededor de los soles principales. Más allá de las grandes orquestas públicas y de los medios estatales, existen cantidad de agrupaciones, medios y espacios privados que necesitan ayuda para seguir viviendo. Una ley que ofrezca ventajas fiscales a donantes aceleraría sin duda el sector, posicionando en órbitas más cercanas los proyectos que los mecenas hayan decidido impulsar porque consideren que su existencia es necesaria. A más actividad, más presencia, más consumo e incluso más público potencial para las instituciones públicas ya existentes.

4- Velar por la limpieza en la selección de puestos importantes. La cultura está llena de directores y presidentes de instituciones que deciden en qué dirección gira la cultura española. Directores que eligen qué, quién y cómo toca, expone o pública, y de los que depende la calidad del arte que se consume. Y todos sabemos que esos directores son, en algunas ocasiones, amigos del prójimo e ignorantes de su campo. Ya que Pedro Sánchez ha buscado a alguien de la cultura para dirigir su Ministerio, esperemos que Màxim haga lo mismo para los puestos que tiene que designar.

5- Bajar las tasas de alquiler de salas públicas. Una de las quejas más recientes de Fundaciones y programadores de ciclos ha sido la subida de tasas y la desaparición de algunos descuentos para la utilización privada de lugares como el Auditorio Nacional. Si de verdad soñamos con una programación rica y variada, el camino de INAEM en ese aspecto debe ir en dirección contraria. Y ahí el Ministerio también tiene mucho que decir.

¿Veremos algo de esto en los próximos meses? Se admiten apuestas.

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