OPINIÓN // Por Mario Mora
En España mantenemos una tendencia de queja continua sobre la falta de interés de la sociedad en las actividades culturales y musicales. Como el músico que se queja de la caña, el gestor se queja de que las actividades no es que no sean buenas o no es que no se hayan promocionado, sino sencillamente se asegura una y otra vez que el producto cultural ya no interesa en un mundo lleno de estímulos, oportunidades y entretenimiento.
Entre esos pozos negros de resignación y pereza, torcas erosionadas por el paso de los pesimistas, se erigen de repente torres doradas que tienen mucho que decir. Desde pequeños festivales locales con éxito hasta grandes instituciones que son capaces de presumir de unos números positivos que crecen año tras año, declarando un superávit de casi un millón de euros en 2017.
El último caso más destacado es el del Kursaal, un Auditorio y Palacio de Congresos situado en San Sebastián que está llevando a cabo un modelo de funcionamiento totalmente sostenible. ¿Renunciando a la buena calidad músical? No. ¿Inflándose de subvenciones públicas? Tampoco.
Más allá de la tendencia actual de la mayoría de instituciones volcadas en el “no hay dinero”, “no podemos invertir dinero en eso”, o “este año no podemos hacer esa actividad o esas obras”, el auditorio donostiarra presume de haber realizado una inversión de varios millones de euros en actualización tecnológica y audiovisual, renovación de espacios y mantenimiento de infraestructura.
Gracias a un marketing muy bien hecho, a una imagen muy cuidada, a una web moderna y clara, a unos espacios modernos y, básicamente, a tener un lugar adaptado al siglo XXI, no ha necesitado ni un euro de aportación pública ni de Ayuntamiento ni de Diputación.
Así que, instituciones en números rojos: seguid ahorrando, seguid manteniendo las instalaciones anticuadas, seguid sin invertir en redes sociales o publicidad, seguid sin abrir el auditorio a otro tipo de eventos y seguid sin programar conciertos de excelente calidad. Porque si seguís haciendo eso, vuestro fracaso está asegurado.