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Sarah Chang (Filadelfia, EEUU, 1980) llega a Clásica Café recién aterrizada de Barcelona, donde nos cuenta ha estado ofreciendo un recital en San Cugat del Vallés. Un recital posterior al que ofreció en Madrid el pasado viernes, ciudad a la que volvía para impartir una masterclass gracias a CEPIC. Tengo una consideración muy muy alta sobre cómo debe ser un profesor, razón por la cual yo no me dedico regularmente a enseñar, comenta durante la entrevista.
Sin duda, este encuentro con alumnos es una excepción en su carrera, ya que sigue afirmando que para ella dar clase es muy difícil. Para ser sincera, tocar es mucho más sencillo y más fácil porque puedes controlar lo que estás haciendo. También pienso que estar involucrado en la vida de un estudiante, no como en una masterclass de 45 minutos, estar involucrado en su crecimiento musical durante muchos años tiene una gran carga emocional y una implicación personal muy grande. Tengo mucho respeto a los profesores de música porque sé que hacen algo que yo no puedo hacer.
Chang comenzó su carrera muy pronto: Me siento muy afortunada de haber ido a la Juilliard tan joven, creo que me ayudó a centrame siendo muy pequeña. Miss Delay fue una fantástica profesora, era muy cercana, como una especie de abuela de todos que nos ayudaba con todo tipo de problemas, sobre el violín, consejos sobre mi carrera, sobre problemas con novios, sobre todo tipo de cosas. Su talento apareció de manera temprana, y su dedicación a la música fue algo completamente natural: estaba dando conciertos y haciendo grabaciones con 8 o 9 años, todo fue muy rápido. No fui realmente consciente hasta el final de mi adolescencia, con 16 o 17 años, de que aquello iba a ser mi vida. En esos años empecé a estar cada vez más involucrada con mi carrera, con la planificación y con la industria de la música clásica.
Una industria que entiende muy bien y a la que se acomoda, a pesar de que en este mundo todo se planea con dos años de antelación, y siempre estás pensando qué estarás haciendo dentro de dos Navidades. Todo es estresante pero a la vez muy satisfactorio. En estos días, confiesa estar enamorada de Piazzolla: He grabado todas las obras del repertorio estándar de violín, pero una que no he grabado es la que toqué en Madrid el viernes, las Estaciones Porteñas de Piazzolla. Estoy totalmente enamorada de esta obra ahora, es genial. He grabado las estaciones de Vivaldi, así que tendría sentido grabar ahora estas otras Estaciones.
Durante la entrevista, su violín de valor incalculable descansa cerca de ella. Es un Guarnieri de Il Gesú que fue construido en 1770, es un instrumento increíble, soy muy afortunada de tenerlo. Lo recibí de Isaac Stern antes de que falleciese, significa mucho para mí porque fue uno de mis coaches y tocar cada día con él me trae muy buenos recuerdos, es una responsabilidad para mí el cuidarlo y conservarlo para la siguiente generación que lo tocará, y ha de llegarles en las mismas buenas condiciones en las que yo lo recibí.
Para finalizar el encuentro, Sarah Chang se enfrenta al test final de preguntas rápidas para conocerle mejor. Este es el resultado:
– Instrumento musical favorito (a parte del violín): Cello
– Compositor favorito: Brahms y Shostakovich
– Un compositor que no te guste demasiado: ¡Oh! Bueno… ¡esta es una buena pregunta! Hmmm… ¿paso? (risas), ¿puedo pasar?
– Un director o intérprete que te inspire: Yo-yo Ma, Isaac Stern y Zubin Metha
– Una obra que te gustaría escuchar ahora: ¡Beyonce! (risas) Beyonce, nada de música clásica, ya tenemos suficiente música clásica en nuestras vidas
– Un país para vivir: Estados Unidos
– Comida favorita: Sushi
– Si no fueses músico, serías…: ¡Personal shopper! Es el mejor trabajo del mundo porque te pagan por ir de compras.
– Un deseo para el mundo de la música: Espero que la música clásica permanezca tal y como es. Algunas personas están comprensiblemente preocupadas por el futuro de la siguiente generación, o por los públicos que están envejeciendo, pero yo de hecho no estoy preocupada. Creo que hay un pequeño hueco para cada tipo de música,para el rock, el jazz o el rap y creo que cada género tiene su público. El público de la música clásica es el más leal y uno de los más sofisticados, y creo que si seguimos con nuestros trabajos y no intentando hacer juegos o cosas de moda, si seguimos el transcurso de las cosas, creo que no tendremos nada de qué preocuparnos.