OPINIÓN | Por EUGENIO UÑÓN, profesor de percusión del Conservatorio Profesional de Música de Getafe
“La adaptabilidad impone la creatividad y la creatividad es adaptabilidad”
Peari Zhou
Ante una situación excepcional hay que tomar medidas excepcionales. Nos tenemos que adaptar para que el desarrollo musical de los alumnos y alumnas no se vea perjudicado, puedan seguir formándose, disfrutando y vivenciando la música.
Esta situación que nos era impensable a la mayoría, se ha hecho presente. Aprendamos del pasado y miremos al futuro. Un futuro incierto, pero que un día, no muy lejano, se hará presente y no deberíamos tener que arrepentirnos de lo que no hicimos. Nuestro compromiso como docentes en estos momentos, pese a la incertidumbre sanitaria o la falta de determinados tipos de protocolos, entre otras cosas, es que sepamos estar a la altura y velemos por el aprendizaje, priorizando en todo momento la salud de nuestros alumnos y alumnas.
Es tiempo de adaptación
Aun con toda esta voluntad, este curso y quizás los próximos, van a ser cuanto menos distintos. Una realidad que, aunque intentemos normalizar en la medida de lo posible, no deja de ser un tanto incierta, y cuanto menos, extraña. Por mucho que la situación epidemiológica vaya remitiendo, la experiencia vivida se ha impregnado en nuestras retinas de una manera significativa y será difícil deshacernos rápidamente de ese miedo residual. Nuestro decorado será un tanto diferente. Habrá mascarillas, distancia interpersonal, mamparas, grupos reducidos, quizá menos iniciativas a crear nuevas formaciones. También audiciones grabadas, conciertos y clases online. Puede que ahora en los pasillos interrumpa un silencio contenido por la falta de alumnos comentando su día o cantando la lección que les toca en la clase de Lenguaje Musical. A todo esto y a más, nos tendremos que acostumbrar antes o después. Pero tenemos que intentar que nada nos separe de la esencia de la música y su aprendizaje. Quizá muchas de las cosas vengan para quedarse. Es tiempo de adaptación, de ser aun más creativos, de reinventarse y de buscar estrategias que nos permitan avanzar. Momento de invertir de una manera real en las nuevas tecnologías, tiempo, dinero y formación. Analicemos y saquemos conclusiones que puedan favorecer el proceso de aprendizaje.
Hay que echar a andar el curso
Es un hecho que la sensación del cómo, cuándo o dónde empezar las clases ha sido un poco difusa…A todos nos suena la incertidumbre que había, no hace mucho, en el sector de la educación por la falta de protocolos y directrices para un curso escolar que se estaba echando encima. Si todo esto era en relación con la educación obligatoria, imaginemos la clarividencia de esos protocolos en las enseñanzas de régimen especial…
Desde la administración se definen protocolos de higiene y prevención que no distan mucho de lo que venimos escuchando estos meses atrás. Seguir haciendo lo que nos dicta el sentido común, en base a lo que ya sabemos o creemos saber, sobre cómo poder prevenir los contagios (higiene, mamparas, ventilación, distancia interpersonal, evitar aglomeraciones, mascarilla, grupos reducidos…), pero a falta profundizar en una realidad que dista de la educación obligatoria por situaciones como la permanencia de padres durante el horario lectivo, entradas y salidas, audiciones, espacios para estudio instrumental, refuerzo del profesorado especializado…Como el propio nombre describe, son enseñanzas de régimen especial. El mayor peso recae directamente en los centros y unas directrices generales serían de agradecer.
Es una situación nueva para todos y supongo que será difícil de gestionar, pero la sensación es que siempre vamos a remolque de los acontecimientos. La educación, base de una sociedad civilizada, no debería dejarse en manos de la incertidumbre y la improvisación en estos momentos tan convulsos. Es importante tener capacidad de reacción, pero en base a unas directrices sólidas. No toda la educación es obligatoria, pero sí que toda educación es importante. Los individuos nos moldeamos en base a todo lo que nos rodea.
La relación directa profesor-alumno favorece el proceso de aprendizaje
Los protocolos son mas fáciles o difíciles de gestionar en base a los espacios y recursos de los que disponga el centro, factor también a tener en cuenta desde la administración. En mi conservatorio disponemos de unas instalaciones bastante buenas por lo que la junta directiva ha podido plantear el inicio de curso, siempre manteniendo todas las medidas sanitarias, de una manera lo más ‘normal’ posible. Las clases comenzarán, si la pandemia nos lo permite, a finales de este mes de septiembre. Aunque en la Comunidad de Madrid dicta comenzar en el escenario 2, las clases serán presenciales en su totalidad, siempre que no haya contagios o confinamientos, manteniendo los protocolos y medidas de seguridad adecuadas a cada asignatura e instrumento. Todo esto es debido, en parte, a la posibilidad que nos da nuestro centro, siempre intentando mantener la relación directa profesor-alumno que favorece el proceso de aprendizaje, en una enseñanza en lo que lo teórico convive con lo práctico, lo empírico, lo analítico, lo retórico, con la escucha, la capacidad de reacción o la complicidad, entre otros muchos factores.
La cultura merece su reconocimiento
Es importante que no deje de imponerse la responsabilidad en todo momento. Hay que seguir adaptándose, evaluando y reaccionando a los acontecimientos. Ya es hora de poner en alza la cultura y, por ende, las enseñanzas artísticas, ocupando el lugar que se merece. Las artes nos hacen hombres y mujeres libres, activos, nos dan identidad, nos unen como sociedad, nos acompañan en los momentos bonitos y no nos dejan caer en los difíciles. La cultura y su educación no se pueden dejar sólo en manos del azar. Una sociedad que defiende y pone en valor su cultura es una sociedad que se acepta y valora.