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OPINIÓN // Por Mario Mora
Hoy, 2 de octubre, amanece muy distinto para muchas personas. Para los catalanes independentistas, quizá con algún rasguño, es el día después en el que muchos consiguieron votar y defender la autonomía de su región. Para los catalanes no independentistas es el día después en el que vivieron escenas de pánico que no desean que se repitan. Para los que estamos fuera, es el día en el que observamos con curiosidad qué habrá pasado, cómo va a continuar o concluir este episodio tan decisivo para la historia de España.
Más allá de la política, el movimiento independentista roza todos los pilares de la sociedad, con mayor o menor impacto. El deporte, con suspensiones de partidos de fútbol y comunicados de equipos importantes en favor del proceso; la economía, con avisos de la Unión Europea por el peligro de retroceso económico; el comercio, con cambio de planes de empresas con asentamiento en Cataluña, o el turismo, con una congelación de reservas por el miedo de los visitantes ante la convulsa situación.
La música no se escapa. Ayer en Barcelona, se suspendieron los conciertos de la Orquesta Ciudad de Barcelona y Nacional de Cataluña, de la Orquesta Camerata Musicae y de la Banda Sinfónica de Barcelona. Los únicos que siguieron sus planes fueron los músicos de la Film Symphony Orchestra, que llenaron el Auditori y, según los propios intérpretes, con una atmósfera absolutamente normal y con el mismo trato que han recibido siempre en la capital catalana.
Lo cierto es que estas agrupaciones que han suspendido conciertos, así como el propio Auditori, han tenido tiempo para posicionarse políticamente. Mientras que sus redes sociales suelen ser un cartel publicitario de sus eventos (cosa habitual, por otra parte, de orquestas y agrupaciones), en el día de ayer se colaban diversos manifiestos.
Algunos extractos:
- L’Auditori: “Condenamos el uso de la violencia contra la población civil que quiere manifestar pacíficamente un posicionamiento político. Desde la música y la cultura no podemos ni queremos callar frente a la violencia. L’Auditori reafirma su compromiso en la defensa de los derechos civiles, la democracia y las libertades”
- Orquesta Sinfónica Camerata Musicae: “Todo el apoyo a las instituciones catalanas que defienden los derechos fundamentales de los ciudadanos como son el derecho a voto. Estamos a vuestro lado”
No vamos a entrar en el debate de siempre, el debate que ha dividido a España de si democracia es votar aunque sea un proceso ilegal, o si democracia es acatar las leyes hasta las últimas consecuencias. Hablamos de música, y cuestionamos la necesidad de que estas instituciones involucren un espacio o una agrupación con músicos catalanes, españoles e internacionales a un proceso político tan concreto, tan especial y tan polémico.
Como guinda del pastel. ¿Sabéis con qué obra abrieron sus temporadas la Orquesta Sinfónica Camerata Musicae y la Orquesta Ciudad de Barcelona y Nacional de Cataluña? Con la Obertura Egmont, de Beethoven. Nada remarcable, salvo por el hecho de que esta obra está escrita para la tragedia del mismo nombre de Goethe, una obra que representa la opresión de la monarquía española para flandes, y finaliza con la muerte del protagonista que proclama su ideal de lucha por la independencia. ¿Coincidencia?