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Opinión – Por Mario Mora

Queda mucho por hacer.

Con esas palabras comenzábamos el 15 de septiembre de 2017 un nuevo curso que, después de casi 10 meses de emisión, después de más de 200 nuevos programas hechos por un equipo de 12 personas, después de casi 400.000 reproducciones y descargas de nuestros podcast, después de miles de oyentes únicos en nuestra nueva emisión 24 horas, después de centenares de mensajes de cariño, de muestras de apoyo, de 25 nuevos mecenas, de momentos buenos, de momentos malos, de noches largas, de mañanas legañosas, de preocupaciones, de amenazas, de zancadillas… de abrazos, de llamadas inesperadas… después de este camino, llega hoy al último programa de temporada.

Un programa que además ha dado la casualidad de que sea el capítulo número 200 del magazine de Clásica FM. Sí, lo sé… 200 programas no son nada. Pero claro, cuando empezábamos solo con la idea de hacer 10 y te plantas todavía delante del micrófono casi 4 años después, te haces una pregunta inevitable: ¿y por qué seguimos aquí?

La respuesta es rotunda: porque amamos la música.

Por supuesto, queremos mimar el mundo de la música, cuidarlo, apartar las espinas, denunciar a los intrusos, y aportar nuestro granito de arena para su mejor salud. Pero más allá de eso, en Clásica FM amamos la música. Y amar la música es la necesidad de respirar sus notas, de saborear sus intervalos, de pasear sus ritmos, de llorar sus disonancias o de vibrar con sus acordes. Amar la música es desear consumirla sin moderación, a borbotones, como el que se tira de cabeza a un pastel gigante después de tres días sin comer.

Amar la música es algo que no está de moda en el mundo de la música. A veces tenemos bastante con hablar de fusiones de instituciones, de despedidas de directores, de vacantes en audiciones, de ganadores polémicos de concursos, y se nos olvida. No recordamos que todo ello existe por una sola razón: soltar el brazo, el dedo, el arco o el aire y que la magia suene. Y si algún día dudas de por qué estás metido en este mundo: no lo olvides. Ponte unos buenos auriculares, dale al play y deja que la mejor música del mundo te recuerde por qué hoy también tienes motivos para seguir siendo feliz.

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