OPINIÓN // Por Mario Mora
El lunes pasado abríamos las puertas de El Ático comentando la noticia musical del momento: la fusión entre el Teatro Real y el Teatro de la Zarzuela. Una noticia que saltaba en fin de semana y que se publicó primero en los medios generalistas antes de extenderse por los medios más especializados.
En este programa quisimos tratar el tema sin profundidad ya que había poca información, a modo de un breve comentario para contar lo básico y llamar a la calma antes de la llegada de nuevas noticias. Pero la reseña derivó en un debate en el que uno (yo) parecía defender este movimiento de ajedrez y otra (Ana Laura Iglesias) se mostraba alarmada por lo que pudiese suceder después.
Reconozco que hablé contaminado por lo que publicaba El País, que fue el primer periódico digital en lanzar la “buena” noticia. Entrecomillo “buena”, porque así lo era para este medio, que alababa la creación del nuevo coliseo lírico de doble sede como una potencia que competiría con las mejores óperas de Europa.
Seguro que El País no conocía la noticia con anterioridad. Seguro que se enteró por la filtración que hubo y publicó un artículo neutro con mera información. Seguro que no tiene nada que ver que el Presidente de la Fundación del Teatro Real, el señor (perdón, el Marqués) Gregorio Marañón y Beltrán de Lis sea consejero y miembro de la Comisión Delegada de PRISA – grupo al que pertenece El País. Seguro, pero seguro, que esa noticia no estaba redactada desde hace semanas.
Claro, que a saber la presencia que tiene un miembro del Consejo Delegado de una institución en la misma. Espero que más que los Vocales de la Fundación del Teatro Real, ¿sabes quienes son? Entre otros, Florentino Pérez, Villar-Mir, Isidro Fainé o Enrique Ossorio. Deben tener tanto respeto por la ópera y por su Fundación que prefieren mantenerse lejos del patio de butacas y de todo lo que suene a cadencia rota.
Y ya puestos a rascar, estaría bien saber cuáles son los méritos de los tres únicos Patronos de honor de dicha Fundación: Aguirre, de nombre Esperanza; o Ruiz-Gallardón, de nombre Alberto. No sé si la presencia de Carmen Alborch será para que haya algo de diversidad.
¿Es lo que queremos para el Teatro de la Zarzuela? Esto empieza a dar miedo.