OPINIÓN // Por Mario Mora

Llevamos semanas escuchando hablar en los medios de comunicación sobre los límites del humor, o sobre hasta dónde debería llegar una broma. Un debate complejo que parece que también ha llegado a la música, o al menos así lo han querido algunos.

Pero claro, las comparaciones son odiosas: hemos pasado de cuestionar la broma sobre la muerte de una persona con la broma sobre la desaparición de… El Auditorio Nacional. Así, tal cual. Ofendidos reclamando y amenazando por sugerir en un entorno de humor el cierre de esta respetable institución.

Esto viene a colación de la noticia lanzada en el programa de humor La Cantina y genialmente redactada por el equipo de este espacio de Clásica FM, cuyo titular rezaba El INAEM amenaza con cerrar el Auditorio Nacional de Música, y naturalmente, al abrir el enlace, se podía leer un encabezado que decía: NOTICIA FALSA. Todo el humor musical en “La Cantina” de Clásica FM Radio.

La noticia, no obstante, recogía en clave de humor una denuncia, o así lo entiendo yo, al caos político-cultural que estamos viviendo en este país y en el que cualquier cosa podría ser posible. Y así lo entendían también algunos oyentes, dándonos incluso las gracias por invitar a realizar esta pequeña reflexión.

Pero en el círculo de la música clásica sigue existiendo un sector al que hasta una broma de esta poca profundidad les asusta y les molesta. Y siempre es por lo mismo: por el miedo a que otros entren en “nuestro mundo” (nótese el entrecomillado), ese mundo solo nuestro y que alguien con pocas habilidades podría destrozar. Esos que piensan que “mejor dejémoslo todo para unos pocos con buen gusto, aunque los auditorios estén medio vacíos”.

Desde luego, tenemos un grave problema, y siempre lo seguirán sufriendo los mismos: los que intentan sacar adelante de manera humilde proyectos o carreras musicales y no encuentran el público o los apoyos necesarios, porque directamente les hemos espantado.

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